Oí una vez, que los seres humanos somos excelentes fábricas
de miedos.
Esa frase me hizo pensar y mi curiosidad hizo que quisiera
adentrarme más en el campo de los miedos.
Cada vez estoy más enganchada a este mundo.
Resulta excitante saber cómo nuestra mente nos engaña
continuamente. Cómo juega con nosotros y nos hace sentir miedo ante cosas que
no son un riesgo para nuestra salud.
Nuestra mente, fabrica miedos a partir de situaciones
vividas, o no. Situaciones que hemos visto en el cine o en la televisión, o no.
Hay autores que afirman que los miedos tienen un componente genético y otros
que todo se debe a la educación y a la sociedad en la que vivimos.
Yo creo que tiene algo de cada uno.
Nacemos con miedo.
Si no existiera el
miedo, la especie humana se habría extinguido hace mucho tiempo. El
miedo es un mecanismo de seguridad para todos los animales. Sentimos miedo
cuando existe un peligro y en ese momento nuestro organismo se prepara para la
lucha o para la huida.
Pero también aprendemos a tener miedo a determinadas cosas en función de la sociedad y la cultura en la que crezcamos.
Tiene algo de ambas cosas.
Pero, como decía, nuestra mente nos engaña.
En muchas ocasiones nuestra mente crea en nosotros, miedos
que en realidad no suponen un peligro para nuestra salud.
¿Cuántas veces hemos dejado de ir a hablar con esa persona que nos gusta por miedo
a una negativa?
Pues seguro que unas cuantas.
Si analizamos ese miedo, ¿qué peligro hay? Pues como mucho
que me esa persona me mande a paseo.
Habrá gente que piense que nuestro cerebro nos está diciendo
que de esa negativa, depende en cierto modo, la supervivencia de la especie. Y
puede que nuestro cerebro más primitivo lo vea así.
Esos miedos son los que mejor se dominan. Los miedos ante
peligros que no existen.
Pero realmente esos son los miedos que nos paralizan, que
nos impiden conseguir nuestras metas, nuevos aprendizajes, nuevos amigos, una
relación, hablar en público, enviar un currículum o hablar con nuestro jefe.
Esos miedos nacen de la preocupación. De pensar que lo que
vamos a hacer va a tener una consecuencia negativa para nosotros.
En vez de ver la parte positiva que va a tener la acción que
vamos a realizar, nuestra mente se centra en lo que puede salir mal. Eso hace
que nos preocupemos en exceso y entremos en lo que llaman el circuito del
miedo. Nos preocupamos, generamos ansiedad, y con ella el miedo y los nervios,
que hacen que nuestro cuerpo reaccione con temblores, sudoración, bloqueo
mental, tartamudeamos, nos paralizamos, etc… por lo que los pensamientos
negativos de que todo va a salir mal, se cumplen. Y vuelta a empezar. Las
siguientes veces que nos enfrentemos a esa misma situación, si no le ponemos
remedio, nuestra mente nos recordará una y otra vez, esa ocasión en la que todo
nos salió mal y volveremos a iniciar.
Continuamente estamos fabricando miedos.
En nuestros siguientes post, os contaremos cómo minimizar
esos miedos.
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